Todos podemos sentirnos identificados con el italiano de 28 años, quien se anotó su primera victoria en GP este año. Él es, simplemente, uno de nosotros.
Cuando Danilo Petrucci ganó la carrera de MotoGP™ de este año en Mugello -su primera victoria en la categoría reina- la masa de aficionados que se habían reunido para animar a su héroe caído, Valentino Rossi, no abandonó el circuito. En cambio, se abalanzaron hacia la pista para aplaudir al piloto oficial debutante de Ducati en la base del podio. ¿Por qué tan cálido recibimiento?
Petrucci es un personaje especial en el paddock de MotoGP™. Mientras muchos pilotos esconden sus ases bajo la manga, él muestra todas sus cartas. Es una persona sencilla y amigable, a menudo subestimado por considerarlo demasiado alto, demasiado pesado, demasiado sincero y de buen corazón para ser campeón en un deporte tan egoísta.
A diferencia de la mayoría de los integrantes de la parrilla, Petrucci no siguió el camino normal a través de Moto3 y Moto2 para llegar a MotoGP™. Tomó un camino inusual y rocoso, del que casi se despeña en varias ocasiones.
“Entré en MotoGP™ en 2012 desde ninguna parte”, dijo, “en una moto CRT con un motor Aprilia RSV4 completamente estándar, que el equipo de Sacchi compró en una tienda”. No conocía las pistas, los neumáticos o los frenos de carbono. Además, nuestra moto era increíblemente lenta”.
La carrera profesional de Petrucci en MotoGP™ comenzó en 2015 con Pramac Ducati. Logró su primer podio ese mismo año, rodando con lluvia en Silverstone, y dejó escapar la victoria en Assen en 2017 por 0.062 segundos por detrás de Rossi.
Este año, en Mugello, finalmente ganó. Y lo hizo con su propio estilo, dedicando el éxito a su compañero de equipo, Andrea Dovizioso. “Dovi me ha adoptado como un hermano”, dijo. “Este invierno me mudé a Forlimpopoli, la ciudad natal de Dovi, para entrenar juntos. Desde entonces, he estado creciendo mucho como piloto y como persona. Siento que le debo mucho a Andrea”.
Incluso Dovizioso estaba contento, a pesar de que el adelantamiento de Petrucci en la última vuelta le costó unos preciosos puntos de campeonato. Pero es imposible no querer a este italiano fortachón quien, cuando entró a formar parte del circo de GP, llevaba una gorra que no anunciaba nada y que en cambio promocionaba una emoción bien ausente en las carreras de MotoGP™: amor.