Las puedes ver en la parte trasera de los garajes, escondidas en los motorhomeso mordiéndose las uñas frente a las pantallas de televisión. Son las madres de los corredores de GP. Los gentiles ángeles que, a diferencia de sus maridos, que generalmente se mantienen en primera línea, prefieren esconderse.

Tanto en el pasado como en el presente, el patrón se repite: el padre en el garaje, la madre en la parte de atrás. Ambos profundamente involucrados y preocupados, pero reaccionando de forma distinta.

Rosa, la madre de Marc Márquez, solía seguir las carreras desde casa y empezó a asistir a algunas citas hace apenas un par de años. Tiene un carácter fuerte; siempre dispuesta a defender a su hijo, pase lo que pase. Cuando viene a Italia -un lugar donde Marc ha recibido burlas como ganadora- mantiene una actitud defensiva, al igual que “Mugello es tierra manciega(país extranjero)”.

Stefania Palma, la madre de Valentino Rossi, aparece solo cuando hay mucha presión, el olor a champán está en el aire, y se necesita de su apoyo para sellar otra victoria. Ella sabe lo que significa tener un hijo compitiendo.

“Las mariposas en el estómago comienzan una semana antes de la carrera -me pongo más nerviosa”. Habitualmente mira a los GP desde casa, donde la única regla es el silencio absoluto.

Al igual que Rosa, Stefania tiene dos hijos en la pista: Vale vs Marc en MotoGP™ y Luca Marini vs Alex Márquez en Moto2. Pero eso no es lo único que tienen en común, también comparten una sensibilidad única por a las carreras de MotoGP™ que solo una madre puede tener: nadie conoce a los campeones mejor que ellas, tanto lo que les hace emocionarse como preocuparse.

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